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Friday, December 20, 2013

Los tiempos siguen cambiando


 
 
Antier me dieron una noticia que me molesta mucho en lo personal. Cierran el Barnes and Noble que me queda a pocas cuadras de la casa. “Los demás seguirán abiertos” me reafirma uno de los empleados, pero por supuesto, quedan a millas de distancia. La razón del cierre de este establecimiento es que el nuevo dueño del local subió el alquiler y no resolvieron la disputa: o sea, que la librería no hace suficiente dinero para pagar el nuevo contrato. Lo cierto es que por más de veinte años voy al menos una vez a la semana a esta próximamente difunta librería. Tengo una larga trayectoria con Barnes and Noble en general y con esta tienda en particular.

Comencé como cliente de estos libreros a mediados de los ochenta, cuando vendían exclusivamente por catálogo. Tenían títulos muy interesantes y que casi nadie ofrecía. A finales de los ochenta, decidieron experimentar y abrir su primera tienda de venta directa. Aunque su casa matriz siempre ha estado en Nueva York, la abrieron en Cincinnati, a pocas cuadras de mi casa. Tuvieron mucho éxito y lo que entonces era un local de tamaño estándar, se convirtió en la primera mega tienda de su tipo en todo el país. Se mudaron a unos metros al sur. Al espacio que todavía ocuparán hasta el último día del año.

Más allá de mi frustración personal, del saber que ya no podré ojear, hojear y manosear mis revistas favoritas o algún libro que me llame la atención mientras me tomó un café, esto es un paso más en la desaparición de las librerías. Por lo que se ve, apenas las grandes cadenas sobrevivirán con algunas tiendas físicas, gracias a su diversificación. Los libros parecen ser un subgénero en estas librerías que venden CDs, DVDs, agendas, libros para colorear, juguetes y muchas cosas que no tienen nada que ver con el mundo del libro pero que le dan el necesitado influjo de efectivo. Quizá sobrevivan los anticuarios y los que venden libros raros, gracias a esos dueños perseverantes que se resignan con un poco margen de ganancias y porque ofrecen productos únicos. Algunas tiendas locales, que han adoptado el molde de Barnes and Noble, quizá sobrevivan. Puedo pensar, aquí en Cincinnati, en Joseph-Beth, una cadena local excelentemente abastecida y con un buen restorán. En Miami puedo pensar en Books and Books, pero ya hasta Universal, con su hegemonía sobre la venta de libros en español, tuvo que cerrar.

Los tiempos cambian. La internet, y especialmente Amazon, es el presente y el futuro de las transacciones librescas. Pero a pesar de mi dolor por la pérdida que me toca, no pienso que el fin de las librerías sea el fin del libro. La internet ofrece toda una serie de ventajas.

De repente, uno tiene la conveniencia de conseguir libros de cualquier lugar del mundo en cuanto salen. Hay un flujo mayor de información, uno está más enterado de las novedades y probablemente haya más lectores, aunque lean en tabletas o en los teléfonos portátiles. Es cierto que la basura proliferará, pero eso siempre ha sucedido.

Por otra parte, la autopublicación puede ahora competir con menos desigualdad con las grandes editoriales, que ahora tendrán menos recintos en los cuales promocionar sus productos y tendrán que volverse más imaginativas. Ahora, la información sobre cualquier libro está al alcance de un teclazo. Solamente hay que saber promocionarse. La autoridad de los blogs aumentará en la medida que estos pueden dar a conocer una obra y dar opiniones sobre ellas, y cada cual escogerá qué opinión le interesa. Es un futuro (y ya un presente) que presenta muchos retos, pero no hay por qué temerle. ¿No es acaso la creatividad la base de la literatura?

La internet ofrece conveniencia y mejores precios. Sí, estoy triste por la noticia y creo que en cierta medida me arruinaron las navidades, pero no voy a estancarme en esta pérdida. Los tiempos siguen cambiando y la vida es lo que es. Uno pude aportar lo suyo, pero no puede detener el curso de las permutaciones. Mi viejo Barnes and Noble ha muerto. ¡Qué viva mi viejo Barnes and Noble!

 
Roberto Madrigal

4 comments:

  1. Pues no queda de otra, hay que adaptarse. A mí también me dio tristeza el cierre de la Universal.

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  2. En Miami cerraron todas las Borders, que me gustaban mas que B&N, pero loas B&N no las han tocado, frente a mi casa hay una de dos pisos con escaleras electricas y todo! Ayer estuve.

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  3. No me da dolor alguno. Universal nunca vivió de vender libros, sino de publicarlos. Y los libros que se compran por Internet son tan buenos como los que compras en una librería. Con una Kindle, tienes a la mano un montón de clásicos gratis. Lo que sí me daría gran dolor es que cerraran las bibliotecas públicas y, sobre todo, que dejara de publicarse la revista de libros del NYTimes, donde sigo la pista a los libros nuevos que se publican. Con esa información a la mano, además de gastar menos, estoy más al tanto de las novedades de calidad que paseándome por un almacén enorme, aunque me pueda tomar un café.

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  4. La de cerca de mi casa también la cerraron. En verdad BN es un lugar muy agradable para leer y tomarse un te o un café, pero los libros están muy caros y las revistas igual. En particular yo iba leia algo de los libros que me interesaba y luego los compraba en Amazon usados. Las bibliotecas son muy importantes pero no tienen lo último que ha salido en libros casi nunca.

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